
La crisis en un sentido positivo representa una oportunidad. -Una pista con vehículos que transitan en ambos sentidos-. Oportunidad(es) para quien es capaz de beneficiarse de la crisis del otro (Primer sentido de la vía), y oportunidad para el individuo en crisis quien en el mediano-largo plazo puede experimentar un aprendizaje que le permita transformar la crisis en una fortaleza(Segundo sentido de la vía).
Transformar la crisis en fortaleza requiere de elementos o características en el individuo que le permitan entender el proceso, internalizarlo y sacar partido del cambio que su existencia esta experimentando. Dentro de esas características individuales necesarias para auto-capitalizar la crisis esta la resiliencia.
Un individuo resilente es capaz de levantarse a pesar de la adversidad, contrariedad, y obstáculos. Un creyente podría asociarlo a ser un “Hombre de Fe”, claro es el ejemplo de Job quien a pesar de ser sometido a innumerables pruebas por parte de Dios es capaz de salir adelante. Hoy diríamos que Job tenía una altísima capacidad de recuperación, Job sería un individuo resilente. Un individuo que es capaz de recuperarse y no sumergirse en la adversidad, un ser que es finalmente capaz de auto-capitalizar la crisis.
Hoy en día la sociedad nos obliga a ser individuos resilentes, pero no nos entrega las herramientas necesarias para formar una capacidad, virtud, fortaleza que resulta imprescindible para avanzar en un entorno muchas veces adverso y agresivo. La disciplina, una educación religiosa, vínculos espirituales fuertes, principios etc, son alimentos que en mayor o menor medida establecen un piso sobre el cual sustentar un individuo “fuerte”, capaz de volver a sus orígenes a pesar de las presiones que distorsionan su esencia o intentan moldear su estructura de acuerdo con los intereses particulares del otro o bien de la sociedad o grupo social al cual desea acceder.
Levantarse a pesar de no experimentar alivio, levantarse y tener la esperanza de que en algún minuto las cosas se perciban positivas. “Estar de pie cuando las cosas cambien”, “Salir fortalecido de la crisis”, “Tener una visión de futuro”, “Apostar al futuro”, son frases que se escuchan cada vez con más frecuencia en una sociedad que se percibe en constante crisis y que al parecer nadie es capaz de capitalizar.
Miro a mí derecha tratando de averiguar quien esta intentando –desde la otra vía- capitalizar la crisis en la que estoy, y luego miro a mí izquierda y veo un balón dando bote en un área sin barreras, sin obstáculos esperando a que alguien de el puntapié y anote el certero gol.