lunes, enero 12, 2009

Ícaro

Yo movía las campanas colgadas en la ventana en señal de que lo oía a la distancia. Aguzaba la vista para ver si no era ícaro quien me engañaba imitando el sonido de los pájaros, y volvía agitar las campanas con más fuerza de modo que el sonido lograra llegar hasta él.

Era el pájaro de siempre quien soberbio posado sobre el álamo contestaba mi señal. El ave no habla, y si lo hace no logro entenderlo, de igual modo le pregunté: ¿Serás acaso ícaro disfrazado?. Pero el pájaro no respondió.

Me quedé un rato mirándolo volar, mirando como elegía la presa de la tarde...
Volaba por instantes rasante del suelo y volvía a alzar el vuelo emitiendo su canto metálico y atemorizante...

Era yo en la tierra quien agitaba las campanas...
Era yo con alas de cera tratando de alzar el vuelo...
Era yo quien olvidaba que es verano...
Era yo quien olvidaba que las alas se derriten si tratas de volar demasiado alto.

No era necesario que volviera ícaro a recordármelo.