sábado, octubre 26, 2013

Percepciones



Un reloj español sin secundero, es un reloj que no avisa el paso del tiempo.
Miro una vez y es una hora, y al levantar la vista por segunda vez, ya es una hora distinta.
El reloj silencioso no avisó que el tiempo había seguido avanzando. 
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Fuí por el pedido, “Una orden cuatro (4), más un adicional”. Saco el billete arrugado de mi mano y se lo entrego. Percibo su premura por arrancar el billete de mis manos, entregar el vuelto, y hacerme desaparecer de su campo visual… Y yo con las sienes latentes a causa del sueño acumulado, miro lo que ella depositó bruscamente sobre el mesón y sonrío;  Me acababan de regalar “Una orden cuatro (4), más un adicional”.

No hice movimiento alguno para sacarla de su error. Sólo fui y me senté a esperar el pedido, cerré mis ojos, y  oía el sonido de la calculadora que emitía por cada tecla un sonido distinto: Tin, tan, pan, tun... De pronto la voz se dirige a mí, sus palabras eran confusas además de incomprensibles…Pero yo entendí de inmediato lo que quería… Levanté mi mano, le mostré el dinero y le dije: Es mío.

Ella no dijo nada, yo volví a cerrar mis ojos y a perderme en el sonido de la calculadora: Tin, tan, pan, tun…. Y escucho: “Una orden cuatro (4), más un adicional”. Tomo mi pedido, digo buenas tardes y vuelvo a la oficina. Deposito el dinero sobre el escritorio, miro los billetes y monedas mal conseguidos. Pero no siento remordimiento alguno, decido que ese dinero es mío, y pienso que merecido se tiene que me quede con su dinero por ser ella siempre tan pedante y mal educada…  

Vuelvo a levantar la vista y ya es hora de partir… Cruzo la calle y llevo los billetes de regreso: “Ésto es tuyo” –Le dije-. Y por primera vez la vi sonreír, y hacerme una reverencia con la cabeza… Me da dos sobres de café en agradecimiento que me niego a recibir, pero ella insiste, e insiste y finalmente tuve que aceptar.
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Yo hago de cuenta que lo olvidé… Pero sé que es el peso de su ausencia lo que me lleva a caminar encorvada.
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Basta que un desconocido pregunte por ella para que mis ojos se revienten en llanto, de forma incontenible.
Mis ojos entrenados para hablar de ella sólo con conocidos, sucumben cuando provocativa e indolente, se apresura a aparecer en cuanto escucha alguna voz extraña nombrarla.
Márchate de una buena vez le digo…
Márchate de una vez le he suplicado…
Vete tú también con él…
Mira mujer el reloj sin secundero que esta sobre mi cabeza…
Deja de aparecerte por las calles y llenar mis pensamientos de pesadumbre…
Y se viste de gala porque es primavera…
Y se viste de sueños porque alguien más la añora…

jueves, octubre 03, 2013

Librame

¿Quién sabe?
 - A modo de pregunta retórica-

Quizás es Dios quien me libera... Porque él sabe, y yo no sé.

Porque sigo reconociéndola en la calle y me turba la palabra y los sentidos, al imaginar qué viene en dirección a mí con su lanza para hendirla nuevamente en mi costado. Y luego veo que voltea, me mira, sonríe y me doy cuenta que sólo ficcioné su aparición... Lloro porque quería que fuese ella... Me abrazara y susurrara;  lo siento...

Moriré  de tristeza más que desangrada... Pues aún cuando ella susurre dulcemente en mi oído palabras secretas, y sostenga con su mano izquierda mi sien... Con su mano derecha empujará más adentro su lanza en mi costado.

No importa el dolor, y sentir que la sangre se escapa... Sólo importa el calor de su mano y sus palabras dulces. Puedo cerrar ahora mismo mis ojos y sentir el dulce aroma de su cabello, y la tibieza de su piel...

Librame entonces señor de la memoria...  tu que pareces saber más que yo...