lunes, noviembre 29, 2010

Otra vez noviembre

Entonces él me pregunto a cerca de los deberes que tendría, a lo que respondí:

...Enseñarle a amarrarse los cordones, ver la hora en relojes con palitos y andar en bicicleta.

martes, noviembre 09, 2010

Noviembre

Tenía unas sillas para restaurar que habían sido de mí abuela, eran de una madera maravillosa y el tejido a junquillo de una delicadeza extraordinaria. Llevaban un par de años en un rincón del subterráneo, de cuando en cuando les sacaba el exceso de polvo y las contemplaba. Me gustaba imaginar la figura algo encorvada de mi abuela haciendo frivolité, y permanecía en aquel sueño imaginario por largas horas, así hasta que las sillas quedaban una nueva temporada juntando polvo y yo volvía a limpiarlas e imaginar a mí abuela.

Quiso el tiempo pasar sin avisarme de sus avances, indiferente se paseo por mi vida a gusto sin darme siquiera aviso de su presencia, y ya instalado por completo, me di cuenta de que había envejecido. Le había indicado a mis huesos encorvarse, al pelo comenzar a lucir firmes líneas color ceniza, y a cambiar las ideas por los recuerdos.

Nos sentamos frente a frente, y volvimos a darnos la última mirada con restos de ternura. Lloramos largas e interminables horas, hasta que los ojos secos y lastimados dejaron de parecer ríos desbocados. Permanecimos ahí; secas, desgastadas, agotadas y marchitas, pero ya era momento de dar pie a las palabras. Inicialmente parecían insultos, palabras grotescas salían de nuestras bocas, heridas, dolores, tantas palabras que sólo nosotras sabíamos su valor, palabras que sólo algo ebrias pronunciamos un par de veces, repetíamos y repetíamos incesantemente el discurso… hasta que ya las palabras no significaban nada y no podrían volver a dañarnos nunca más. Habíamos sanado de las palabras, habíamos doblegado su poder, ya no había forma de dañarnos, ya no habría forma alguna de construir alguna frase que pudiera lastimarnos. Las palabras ya sólo eran un puñado de letras y vocales artificiosamente armadas que carecían de sentido.