sábado, diciembre 29, 2007

Un año más que se va...



Había mucho que escribir respecto del 2007, pero lo cierto es que he dejado de creer en estos cierres algo “impositivos”, y me arriesgo por la continuidad. Sólo me atrevería a afirmar que he aprendido de mejor o peor forma a lidiar conmigo, y con lo que en efecto soy.

Veamos como va la mano el 2008. (Apostemos por la mejora continua).

lunes, diciembre 24, 2007

Feliz Navidad!!!!

Feliz Navidad!!!

Ojalá navidad fuera todos los días, ¿No les parece?, pero como aquello no acontece, espero que los buenos deseos, el optimismo y la felicidad les dure todo el próximo año…

Que las palabras, gestos de amor y perdón que han invadido sus corazones por estos días se queden siempre disponibles para acudir a ellos cada vez que los necesiten.

Y por cierto que además les lleguen muchos, muchos regalos!.
(No hay nada que me guste más que recibir regalos)

Felicidades!


lunes, diciembre 17, 2007


...Y aunque coma la mayor comida imaginable, seguiré estando triste, espantosamente triste. No sé a donde ir desde aquí. Este puente es la locura; no hay razón por la que deba estar aquí ni razón por la que deba cruzarlo. Me niego a dar un paso más; me niego a cruzar ese puente demencial.

Trópico de Capricornio. H.Miller

martes, diciembre 11, 2007




Ante la irresistible necesidad de parecer perfecta e impecable… yo recuerdo: Santa María Madre de Dios…

Quito mis zapatos altos, avanzo por el largo pasillo con mis tacos –ya imaginarios-, zurcidos hacía dentro, que no resuenan sobre el mármol, y sólo el eco de mis pensamientos se estrella contra los muros. Eco que va y vuelve, o se duerme o arranca por alguna ventana y antes de que algún rebote de pensamiento regrese a mi cabeza cierro mis ojos y repito: Ruega por nosotros los pecadores…

Un reflejo distorsionado, un dibujo de contrariedad repasado a mano alzada.
Y sigo con ella pendiente en la memoria: Ahora y en la hora de mi muerte…


Pero no muero, sigo avanzando tratando de impostar la voz a tonos más suaves, cierro mis ojos y mientras camino vuelvo a repetir: Dios te salve María.

Las baldosas terminan y mis pies indecisos chocan con los escalones, elevo los ojos y ahí esta ella, con su cara algo ausente y la criatura entre sus brazos y le digo:

Sí, yo también quisiera estar llena de gracia…
También quisiera que el señor este conmigo…
Y ser bendita entre todas las mujeres.