jueves, marzo 18, 2010

¡No!. ¡No quiero una Mediagua!

¿Qué pasó?, ¿De repente nos subió a todos el pelo y nos pusimos exigentes?.

No, pasa que aún no se dan cuenta que un porcentaje mayoritario de personas damnificadas por el terremoto, no es gente que vivía en campamentos, y que su única opción de mejora era acceder a una mediagua. Ahora nos enfrentamos a gente que mayoritariamente es clase media, y que vía crédito hipotecario, y ahorros de toda una vida obtuvieron una vivienda. Y la perdieron en un terremoto.

La identificación de los grupos a los cuales se les asignará ayuda ha sido deficiente, y obvio la gente se queja. Hablamos de personas acostumbradas a gozar de agua potable, con viviendas en sectores urbanizados, con acceso a luz, servicios de telefonía y adquirir bienes de consumo en los supermercados del sector. ¿Por qué entonces ellos querrían vivir en una mediagua?. La temporalidad es algo que muchos temen, juntarlos a todos en una cancha de fútbol a la espera de soluciones definitivas, no es algo que anime a la población, porque la mayoría sabe que pueden pasar años antes de una solución definitiva.

Si invertiste los ahorros de toda una vida en una casa que se desplomó, implica no sólo quedarse en la calle, es convivir con un permanente sentido de indefensión, hemos sido criados en torno a la seguridad que nos da alcanzar la vivienda propia. No sólo hay que evaluar soluciones de ayuda en torno a la recolección de escombros de ladrillos y madera, también entre ellos hay sueños, anhelos e importantes significados para aquellos que han perdido sus casas. ¿De qué se asombran entonces?, ¿Por qué iban a acceder tan fácilmente a una mediagua?. Las carpas entregadas por los rusos otorgan mucho más confort y los libra de inmediato en sus mentes del estigma del campamento y de la mediagua.

La sociabilización por parte de las autoridades del dolor y necesidades de las personas, debe ser parte de sus tareas. El hombre o Mujer de negocios de la derecha, debe ser capaz de sacarse las manos de los bolsillos y dejar de ver en todo una “Oportunidad de Negocio”, pasar de la mera intelectualidad a la práctica, del papel a la acción. Debe ser capaz de sacar lo mejor de la concertación y su eslogan de gobierno del pueblo, que va besuquea y abraza al cabro chico embarrado, que escucha a la mujer con problemas y se toma un tecito con ella. Las nuevas autoridades deben ser capaces de disminuir la brecha “Visual” que de inmediato se establece entre gobernado y gobernante, que tanto choca a la ciudadanía, al ver de improviso tanto rubio ABC1 paseando por sus calles. (No se sienta culpable de lo que tiene, pero entienda al que no se ve, ni tiene lo que usted y por lo mismo lo mira con desconfianza).

Establecer un buen gobierno que desarrolla eficientes políticas públicas, necesariamente debe estar acorde con las necesidades de la gente a la cual pretende gobernar; Paséate en micro, has el recorrido en el metro de alguien que trabaja en la dehesa y vive en puente alto, báñate con agua calentada al fuego y “por presas”. Almuerza en el colegio, aprende de las raciones que dan en las escuelas, trata de cruzar la avenida donde se cayó la pasarela, cruzas las calles que no tienen luminaria y cagate de susto de que te asalten. Vive con los recursos de una pareja de profesores, ve en que se divierte un empleado bancario medio, averigua en qué comuna vive mayoritariamente el carabinero raso, sólo después de hacer un recorrido por la ciudad y sus entrañas, sólo después de eso siéntate y redacta una buena política pública.

miércoles, marzo 17, 2010

Mi lado verde...



Patricio tuvo que explicar una vez lo que era la Santísima Trinidad. Para que todos lo entendieran utilizó un trébol como muestra, explicando que la Santísima Trinidad, al igual que el trébol, era una misma unidad pero con tres personas diferentes (una misma hoja con tres foliolos).


Mis tréboles suelen tener 4 hojas o más...

lunes, marzo 08, 2010

Las Torres Gemelas

Durante los últimos años, lo ocurrido en Estados Unidos con las Torres Gemelas, se utilizó para ejemplificar el nivel de severidad del riesgo; ante una “Muy improbable” ocurrencia de un hecho, su nivel de impacto era “Mayor”, lo que establecía, que “de acontecer” éste quedara inserto dentro de una categoría de impacto “Catastrófico”. ¿Quién podría pensar que algo así podría ocurrir?.

En Chile en cambio la ocurrencia de sismos como que el aconteció el 27 de febrero, no es de una baja “Probabilidad de Ocurrencia”, más bien encaja perfectamente dentro de una probable ocurrencia. Frente a esos hechos, y ante la certeza de que en algún minuto, viviendo en un país sísmico, es absolutamente injustificable, que no existan los planes de contingencia adecuados para reducir los niveles de impacto que un sismo pueda provocar en el país. La existencia de protocolos con secuencias fáciles de seguir, y definiendo claramente los responsables de seguirlos, son requisitos que al parecer hemos olvidado. Este olvido nos tiene –muy probablemente- lamentando la muerte de muchos seres queridos, a los cuales de nada les sirve que se culpen unos a otros por el grado de responsabilidad que existe en el no aviso del tsunami, la tardía reacción de las autoridades, etc. Porque al parecer también han olvidado, que la responsabilidad no se delega.

Las herramientas de gestión como la elaboración de Matrices de Riesgos, o la administración en base a riesgos generalmente en las instituciones públicas, son miradas con desdén. Nadie quiere admitir, ni mucho menos “dejar por escrito”, los factores de riesgo que posee internamente. La aceptación de que existen áreas del negocio que están falentes, es un ejercicio de madurez institucional, que aún no hemos alcanzado. Si se reconoce que hay falencias o riesgos internos-externos en las labores a efectuar, es muy probable que se elaboren programas que permitan reaccionar de forma adecuada, ante acontecimientos como los ocurridos.

El factor preventivo pareciera ser una materia de la cual pocos se ocupan, la resolución de conflictos y problemáticas “inmediatas” y lo que dicta la contingencia es lo preciso de resolver, la definición sobre la marcha de los factores críticos de éxito de la organización es lo relevante, sin olvidar la presión política que puede existir en ciertas instituciones prácticamente obligadas a mostrar resultados que grafiquen en terreno la gestión del gobierno de turno, más olvidamos que la prevención y antelación debiera ser un punto fundamental en las instituciones públicas.

El control en las instituciones públicas, se ha transformado en cumplir con los Programas de Mejoramiento de la Gestión, programas que se han transformado paulatinamente en una justificación para el pago del incentivo trimestral a los funcionarios públicos, lo que ha conseguido que cada vez se establezcan metas más sencillas de cumplir, y objetivos que poca relación dicen con las labores propias que debe cumplir la institución, so-pretexto de no perder el incentivo. Y así podría sumar más portentosas herramientas que mal aplicadas, o reducidas a su mínima expresión, impiden mejorar la gestión pública.

Dudo que carezcamos como servicios públicos de las herramientas necesarias para contar con una gestión de excelencia, sólo es que nos hemos acostumbrado a cumplir por cumplir, y a pensar muy poco en lo que un trabajo mal hecho puede afectar a la ciudadanía, estamos sólo en vivir el día a día. Me pregunto en quedará la “Rendición de Cuentas” accountability, y la obligación de las autoridades de informar respecto de los responsables de la poca prolijidad en el ejercicio de sus labores de algunos funcionarios públicos o porque las instituciones simplemente no funcionaron como debían. Finalmente otra vez nos comerá la contingencia: el logro de la meta para ayudar a las víctimas, el cambio de mando, la mala memoria… Si, definitivamente mí país lamentablemente tiene muy mala memoria.