miércoles, abril 13, 2011

Los Mandriles y el Sexo

Luego de mi paso por la India, creí que nada podría sorprenderme en relación a las libertades femeninas. Inicialmente, pasé mucho tiempo dando “explicaciones”, en relación a ser soltera, viajar sola y ser independiente, para todos resultaba inconcebible la situación. Para ellos era una vergüenza para mi padre el no haberme casado. Si viviera en la India estaría destinada a terminar mis días prácticamente escondida en la casa paterna. Después conocí una especie de “salvedad”; si había nacido bajo la influencia del planeta Marte, era factible que mi situación fuese aceptada, dado el sinnúmero de características de “chucara” que me otorgaba ese regente, así que ante las consultas referentes a mi situación personal opté simplemente por decir literalmente “Soy de Marte”, y el asunto se zanjaba de inmediato, era libre de mí y de mis “pecados”.

Ya de regreso en esta larga y angosta faja de tierra me encontré que el mandril sudamericano tampoco ha evolucionado demasiado. En una conversación con quien ha sido mi amigo con –ventaja- durante el último año y medio, me desayuné medio a medio con un argumento de lo más insólito. Era una conversación informal, no nos veíamos desde antes de irme de vacaciones y nuestro encuentro respondía más bien a una situación que nada tenía que ver con sexo, pero que finalmente terminó en una conversación relativa a ese ítem. Me consulta si estoy saliendo con alguien o tenía otro amigo con ventaja, a lo que respondí negativamente, ante eso me insinúo que dada mi libertad, podríamos retomar nuestro acuerdo sexual. Me volví a sorprender ya que habíamos “finalizado” nuestro acuerdo por insatisfacción de una de las partes -yo- , y le vuelvo a largar las razones por las cuales veía difícil volver a tener intercambio proteico si no se cambiaban ciertas circunstancias. Él guarda silencio, me mira y me larga: Yo podría cambiar las cosas y hacerlo más interesante, siempre que esa mejora no sea asociada a compromiso.

¿Compromiso?
¿Qué tiene que ver el compromiso en todo esto?
-Plop-

Y el mandril que lleva dentro responde: Es que si el sexo es mejor puedes creer que estoy buscando algún tipo de compromiso contigo.

Es decir; -Pienso yo- Dejarme contenta puede implicar que crea que siente algo por mí, o que podría caer rendida de amor por una buena perfomance sexual.

Decidí no alargar más la charla, y derivé rápidamente a lo que nos convocaba, luego cada uno siguió por su lado. Después pensé en lo difícil que le resulta a los hombres aceptar que uno pueda sólo querer un intercambio sexual satisfactorio, en efecto a estas alturas yo y mis amigas buscamos –amigos con ventaja- dentro del grupo de conocidos, de modo de obtener ciertas garantías de confiabilidad, confianza en el sentido que una sabe que se bañan, andan limpiecitos, no tienen mayores rarezas y cree que –ilusamente- son capaces de manejarse en eso del sexo sin compromiso. Ese sexo que no implica que no los trates bien, le preguntes de su vida, le des algo de comer y seas hasta cariñosa. Según he comprendido, finalmente todos creen que un buen polvo puede dejarnos enamoradas hasta las patas, y si más encima los tratas bien, es porque estás tratando de engatusarlos para que se comprometan.

Finalmente es bien difícil que un hombre asuma que una no es más o menos “suelta”, porque le gusta tirar sin compromiso. Al parecer siempre término moviéndome en los límites en que la cosa sexual sigue siendo para ellos una especie de entrega emocional, y les cuesta aceptar que una pueda separar y tener sexo sólo por el placer de tener sexo.

Ok…habrá que conformarse con un consolador; rendimiento óptimo, sin quejas, y sin amabilidad de por medio… y por cierto “sin compromisos”.

No hay comentarios.: