viernes, abril 08, 2011

Caminando

El semáforo parpadea
La figura de un hombre sin rostro encerrado en una diminuta caja se enciende y apaga, indica: Detente, no sigas. Mis ojos hipnotizados se mantienen fijos en la figura, se paralizan mis extremidades y detengo el avance. Un millón de palabras para poblar un texto sin escribir me golpean, se vienen encima al detener el paso tan abruptamente, intentan salir, dibujarse dentro de la piel, anhelan convertirme en una señaletica ambulante.

El semáforo vuelve a parpadear y me indica: Avanza.
Camino y se cruza ante mis ojos un musculoso, viste una camiseta elásticada negra, con ribetes estilo animal print en el cuello y en los bíceps, me acerco a él sin decoro alguno, como para qué me choque y saber si tiene olor a rudo, a hombre, pero a centímetros de causar la embestida de nuestros cuerpos, retrocedo y le dejo seguir avanzando sin saber a qué huele.

Otro parpadeo indiscreto, y fijo la atención en una princesa de vestido de gala de colores blanco y negro. Es un lindo e inapropiado vestido para las 8:30 de la mañana. Encaramada sobre un par de zapatos que apenas soportan su humanidad, juega a equilibrarse. Una carpeta en las manos, el bolso colgando del hombro, el cabello rubio despeinado, aún húmedo, en su cara maquillada se lee esperanza, decido seguirla y averiguar quién la espera, quiero ver para quien pretende lucir aquel vestido de princesa. A seis pasos de ella le he inventado una historia de princesa, con caballo blanco y príncipe azul, a seis pasos de distancia le imagino llena de lujos, luces y colores. De pronto se detiene e ingresa a un café, café sin glamur alguno, receptáculo de vidrios ahumados sin luz suficiente para apreciar el lujo de su vestido.

Vuelvo a buscar la dirección que me lleva a destino, camino sin pisar pastelones sueltos que mis pies ya reconocen sin mayor esfuerzo, recuerdo no doblar las calles demasiado pegada en las esquinas para evitar posibles embestidas de transeúntes apurados en llegar a alguna parte, tranquilizo los pensamientos sumando patentes, sumando numeraciones de las calles, busco alguna carta de naipe abandonada por ahí, educo a los pensamientos: ¡¡¡Hey pensamiento tú te vas desechado!!!!, ¡¡¡Hey idea loca vete en otra dirección!!!, todo al mismo tiempo hasta que llego a olvidar donde deben dirigirme los pies.

Hoy la ruta es más corta, evito la tentación de meterme a la vega y perderme entre los puestos de verdura, o ver al hombre que lustra manzanas y me piropea. Pienso en el carnicero; amor platónico de la adolescencia, que ya indicaba mi adicción por los rudos, no sé en cambio de dónde provino mi adicción por los miserables. Quizás asocio la idea de miserable con rudeza…aunque de sobra sé que en la miseria hay más cobardía que rudeza. Paso por mi jugo de frutilla con chirimoya recién preparado…tan helado que me duelen las sienes, aún así lo apuro como si fuera a ser el último de la vida… El jugo no me sostiene, los pensamientos vuelven a torpedear y abusar de mi complacencia…pero ya es hora de trabajar.

4 comentarios:

EL_MARIACHI dijo...

Retomando post perdidos en el ciber-mundo...

http://www.youtube.com/watch?v=90TiwKqB2UQ

besotes "niña" ;)

J. dijo...

Ya la había oído cuando la posteaste la otra vez, es una linda canción. ¿Se la cantaras a tu amor-novia-polola-mujer que te quita el sueño?, ojalá que si, y no sólo lo postees acá, lugar que creo leemos sólo tu y yo.

EL MaRiaChi dijo...

No, a nadie, la canción es más bien lúgubre, es solo para recordar por fracciones de segundos a quienes siguieron su vida por otro rumbo.

Y tal vez solo leamos este blog nosotros y nadie más, pero mientras exista público creo que la función debe continuar.

¿serás tu aquella chica para alguien?

J. dijo...

No. No soy 'esa chica' para nadie.

Hoy llueve! Que maravilla!