jueves, junio 11, 2009

NAHIKI


Asomando apenas la nariz por el cubrecama, me esforzaba en detener el tiempo. -Sin por cierto conseguirlo-. Y empezaron a oírse los cascos de los caballos corriendo por la calle.

Debí aprender aquello, como aprendí a leer, andar en bicicleta, atarme los cordones y a ver la hora en relojes con palitos… Aprender a amar sin desarmarme por completo, a caer totalmente desnuda y no a desnudarme por etapas, desconectar el cerebro y la ansiedad…

Él es el trébol de cuatro hojas que encontré caminando por la plaza, el trópico de capricornio con hojas en blanco, el dulce sin papel dentro de la bolsa, la ilustración al revés del libro, el muro más bajo de toda la cuadra. Él es también la excepción a la regla que permite confirmarla, la pasta de dientes que no corresponde a la marca de la caja, la tinta que agotó su producción… y siendo alérgica al pigmento azul… todo siempre gira en torno a ese color. Él, un hombre con pecas, él que se esmera en dejar el lavaplatos resplandeciente, y que los servicios no queden manchados con el agua…él a quien no le gustan las uñas pintadas, ni las panties de colores… él un hombre en escala de grises…tan sobrio…

El ruido de los cascos de los caballos que acierto a imitar tan bien con mi lengua, caballos que busco alentar agitando mis dedos y estrellándolos con fuerza para que suenen… Nahiki… Nahiki… le llamo… Nahiki…Nahiki le digo…

Demasiada sobriedad… demasiada libertad… demasiada compostura…



martes, junio 09, 2009

Cool...


Si hasta camina bonito...

viernes, junio 05, 2009

Ayudamemoria

Ahí están al lado del velador para no caer en tentación y aspirarme hasta las ganas de nuevo... . Ahí están sobre mi escritorio, para frenarme y no salir corriendo…

-Los necesito cerca; que me quemen…-

Hoy era un día para sacar fotos en el trayecto:

Una abuela con minifalda...entera freak y se me hace que yo voy pa'l mismo lado, aunque yo usaría micro falda roja y medias con encajes.

Un par de guardias de Brink`s recogiendo las monedas que se les cayeron de su cuna-carretilla. Pensé en pasar corriendo a su lado y empujarlos... o bien patear las monedas en el suelo pero me aguanté las ganas.

Mis uñas rosa-barbie-perlescente. Están entre chulas y tiernas...

-Y eso que aún falta el paseo de la tarde, incluida la visita al Bio-Bio-

Mi cerebro está volando por sobre la cabeza y no acierta a encajarse como corresponde, entonces me atrapa el síndrome Forrest Gup y quiero comenzar a correr sin detenerme, pero ya no quiero hacerlo más, así que estoy aquí, de pie, tratando de hacerme cargo. Tratando de hacerme cargo sin refuerzos que me quemen… sólo yo tratando de ordenar las cosas y no darme por vencida.

lunes, junio 01, 2009

Medias...

Tener medias de seda y nailon era un lujo extraordinario, más aún en el campo en que todo parecía tardar más de 10 años en llegar que a la capital. Cada noche ella se quitaba sus medias, las lavaba con agua fría y las tendía en el baño. Yo miraba siempre con tanta curiosidad aquel objeto de afecto, y a veces a escondidas las tocaba. ¡Qué extraordinaria suavidad!.

Un día con Elcira decidimos probarlas, ver como se veían puestas y jugar a ser mujeres grandes. Nos pusimos vestidos, y nos calzamos una media cada una, y ya estando de zapatos altos y con los labios coloreados nos paseábamos por la galería luciendo nuestros atuendos. Un paso aquí, un paso allá y enfilamos hacía el patio a pesar del riesgo que eso implicaba, a escasos metros de la entrada una tropezó, se afirmó en la otra y en un santiamén las medias estaban todas embarradas, pero el alivio de que no se rompieran hizo que nuestro corazón volviera a su lugar.

Tan rápido como pudimos volvimos a dejar todo en su sitio y decidimos lavar las medias antes de colgarlas nuevamente en el baño. Las metimos en un balde y las enjuagamos con abundante agua, eliminado cualquier vestigio de uso, todo iba bien hasta que decidimos secarlas un poco ya que el agua estilaba hasta el suelo.

Me basta cerrar los ojos para volver a la misma escena… : Cuelgo en un palo las medias, y las acerco sólo un poco a los leños que ardían en la cocina, Elcira con mano diestra los agitaba de modo tal de que el calor subiera y las secara más de prisa, hasta que pensé que las medias no estaban lo suficientemente cerca del fuego para que se secaran… y las acerqué tanto que en un segundo una flama subió por ellas y las transformó en un grumo de plástico insignificante, adherido al palo que aún colgaba de mi mano.

El tiempo se detuvo en nuestras caras de horror, mis manos sostenían aún un par de medias invisibles, y Elcira sostenía aún el atizador de fuego. Como siempre habían sólo 3 posibles culpables, pero esta vez Teresa de visita en casa de unas tías se libraría de una probable histórica zurra.