domingo, marzo 23, 2008

Zapatillas

A medida que arrastro mis pies al avanzar por el pasillo, el pensamiento se transforma lentamente en certeza. Arrastro las zapatillas de levantarse mientras mi cabeza se posa en el recuerdo de mi infancia. – Es el mismo sonido-.

Solía ser de noche, ya muy tarde cuando el sonido de un par de zapatillas paseantes se escuchaba por el largo pasillo de mi casa. Horror sentía de oírlas ir y venir, y más de alguna vez detenerse justo en el borde de mi habitación. Cerraba los ojos con fuerza y suplicaba que no lograran alcanzarme. Ese es el mismo sonido que hago yo justo ahora al moverme por el pasillo de mi casa, pensando en la casa antigua. ¿Sería acaso un eco del futuro el que me despertaba cada noche?. ¿Será que en mis sueños presentes al recordarme de niña lograba llegar hasta allá?.

Yo de niña al día siguiente le narraba la historia de espanto a mi madre, quien me decía que quizás era el espíritu de mi abuela el que rondaba por la casa. Ella arrastraba las zapatillas, puesto que su enfermedad a los huesos le había restado mucha fuerza a sus articulaciones. Agregaba: No tengas miedo, debe ser que viene a ver que todo este en orden, y yo lograba dormir un par de noches nuevamente en paz, hasta que el sonido arrastrado y lento se dejaba oír nuevamente por el pasillo.

Pensé… ¿Será que yo no me dejo en paz?, ¿Qué será lo que estoy buscando yendo tan atrás? . Y a medida que me invadía esa perturbadora sensación me dormía nuevamente. Y volvía al mismo sueño, caminando con mi yo actual por los pasillos de mi casa de la niñez, acariciaba los muros, recorría las habitaciones, recordaba el pizarrón pintado en el muro que usábamos en las tardes lluviosas para jugar al colegio. Me paseaba y detenía a la entrada de las habitaciones y a veces lograba verme ahí tratando de dormir y dando vueltas en la cama.

Un día en medio del sueño me sentí cansada y arrastrando mis pies me dirigí hasta el comedor de diario, moví las sillas tratando de acomodarme y descansar, y traté de recordar porque estaba nuevamente en aquel lugar. De improviso recordé que había escrito una frase en el pizarrón de la habitación, algo que no debía olvidar, y caminé en dirección a mí habitación de niña, y miré en dirección al pizarrón. Ahí estaban aquellas palabras escritas con mi letra redonda como manzanas en el borde de la pizarra, no distinguía bien, la tiza blanca se veía algo difusa y decidí entrar a la habitación de modo de poder leer lo que decía… pero no logré hacerlo, me despertó un sobresalto, un grito algo extraño porque gritaba desde mi boca pero no era yo. Desperté en mí cama, y en medio del grito sentí otra vez en mí cuerpo ya de grande, la angustia de la niñez.

En otro lugar, estoy yo niña –ignorante de los arbitrios del tiempo y de los sueños- sintiendo otra vez el ruido de los pies que se arrastran por el pasillo, el andar que se detiene justo a la entrada de la habitación pero que ella sabe que no entra y se siente ligeramente más a salvo en el minuto que siente que las zapatillas se alejan en dirección del comedor de diario. Pero de pronto esta vez las zapatillas imaginarias luego de un rato de silencio se dirigen rápidamente a la habitación y esta vez cruzan el umbral y al sentir que la presencia se acerca al borde del pizarrón un grito de horror le sale de las entrañas.

Al día siguiente yo de niña miro aquellas palabras que yo de grande ya no recuerdo, decido borrarlas y olvidarlas para ver si de ese modo el fantasma de las zapatillas finalmente me dejaba en paz. Y entonces yo de grande en mis sueños vuelvo una y otra vez a la misma escena, a los días en que aún se puede leer la frase algo difusa en la pizarra, hago el mismo recorrido, siento el mismo cansancio, muevo la misma silla y en mis sueños sin memoria una y otra vez vuelvo a intentar descifrar aquel misterio.

1 comentario:

Tapio dijo...

Los temores son lo peor. Si los sumas a traumas de niño y al momento en que debes dormir.. peor aún.

Pon en cada salida de habitación al pasillo de tu casa unos pedacitos de tela. Cosa que el fantasma arrastre las patitas por ahí y no meta bulla. Además te sirve para que deje brillante el piso.

un beso

Tapio.