jueves, mayo 03, 2007

Argumento

Fue lo pobre de su argumento, o quizás, sólo el hecho de que titubeara insistentemente los 5 minutos que caminamos por la calle tratando de definir si cruzar o no. Sentí que su respiración trataba de controlarse en su pecho, y por unos segundos imaginé que los botones de la camisa volarían ante la presión que ejercía su corazón atrapado en la ropa. La duda terminó de asentarse cuando de improviso trato de cruzar la calle y sólo la suerte sumada a mi brazo atento, impidieron que su humanidad se convirtiera en una mancha roja en el lustroso pavimento bajo nuestros pies.

Me había acostumbrado a que me evitara, sus lentes que solían proveerle de una inusitada seguridad, eran su mejor escudo, también prefería hablarme con la cabeza gacha firmando alguna cosa, pero que duda cabe, era a través del sarcasmo donde más fortaleza encontraba. Ahhh… infinitas barreras y obstáculos, dolorosas imágenes de yeso que se me antojaban a veces perversas y tiranas, incapaces de ser misericordiosas ante mi dolor. Y por más clemencia que les invocaba, sólo encontraba silencio, silencio que era aún más doloroso que la –evitación- forzosa a la que nos sometía nuestro paraíso celestial-social en el que vivíamos. Dejé de usar tacones pensando que era el retumbar de mi paso firme en las lustrosas baldosas lo que impedía que el altísimo oyera mi decadente oración.

Sí, yo también temía, pero la certeza de que nuestros temores tenían raíces distintas fue lo que me permitió insistir, y ubicarlo a una distancia en la cual su cuerpo estaba obligado a reflejarse en el mío. No, ya no podría evitarme, ni escurrirse en frases esquivas, ha de pasar aquello (Probablemente más de las veces que yo logro darme cuenta).

Entramos en un café y nos sentamos. Silencio, silencio, más silencio, y cuando ya las paredes carentes de adornos se parecían al templo del cual huimos, y había perdido la noción del tiempo, dejé que mi boca aventurara un: ¿Por qué?, No respondió, así que dejé que mis ojos divagaran nuevamente hasta que se posaron en una ventana. Pareció entonces como una broma macabra, mi vista por la ventana estaba bloqueada por un enorme mueble que sólo dejaba traspasar minúsculas fracciones de cielo, y la sensación de estar en un callejón sin salida se terminó de apoderar de todos mis sentidos.

Volví a mirarlo y sentí que mis ojos buscaban los suyos, pero sólo conseguí que se posaran sobre un par de cuencas vacías, inertes, sus ojos carecían de movilidad, de expresión, los anhelos se quedaron quizás atrapados en aquellas gafas que de tanto mal usar afirmaban sus cristales entre hilo de cocer y scotch, ese recuerdo me hizo sonreír y antes de que el universo de seriedad y solemnidad que construí se desmoronara impulsado por aquel –feliz recuerdo- volví mí rostro nuevamente hacía el trozo de vidrio disponible de la ventana, y miré como el sol dibujaba los primeros lustros de una cuidad que dejaba de ser oscura y lejana.

No, no podía ya rezar, había olvidado como elevar la plegaría lo suficientemente alto, para que no se perdiera entre el murmullo de la ciudad antes de llegar al altísimo, y un llanto plagado de gemidos salió por mis ojos, nariz y boca, sentí de pronto que me desmoronaba y que estaba sentada frente a una imagen de yeso incapaz de calmar mi corazón suplicante. No, no guarde compostura alguna, ni busque entre mis cosas algún recuerdo feliz que me ayudara a pasar el trance, sólo seguí llorando hasta que sentí que podía levantarme y salir caminando de aquel lugar. Él sólo me dejo llorar, y su inquebrantable postura de hombre santo y perfecto no se desdibujo ni un segundo de su rostro. Cuando mi alma que salió a pasear por los alrededores finalmente retorno a mí, me levanté de la silla y partí. En aquel lugar sólo quedó de mí un pequeño cerro de pañuelos desechables y servilletas que amontone en un rincón de la mesa antes de partir.

3 comentarios:

Tapio dijo...

Bellísimo y macabro.

un beso y buenos deseos

Tapio

Anónimo dijo...

Pese a que el relato está compuesto 99,9% de descripciones, la metáfora de las "cuencas vacías" es notable. Al menos es lo que más me llamó la atención.

J. dijo...

Estimad@s

Supongo que lo mío es para (des) gracia los textos más bien descriptivos. Quizás pueda alguna vez profundizar en un estilo de escritura distinta.

Tapio: Gracias por los buenos deseos, besos también para ti.