lunes, marzo 27, 2006

Bodas de Oro

Mis abuelos fueron amigos por algo más de seis años antes de pololear, mi abuela reconoce que nunca fue un noviazgo muy serio como los que acostumbraban tenerse por aquel entonces. Supongo que era un poco por el matriarcado férreamente establecido por la Mama Lucha, y por el hecho de que mi abuela Uka siempre fue demasiado moderna para sus tiempos.

Se casarón a escondidas, y lo mantuvieron en secreto por más de un mes, hasta que finalmente un día aprovechando la ausencia de la Mama Lucha, el tata fue por mi abuela y sus cosas. Siempre en esa parte de la historia a mi abuela se le llenan los ojos de lágrimas al recordar que su madre lloraba a gritos por la pena que tenía.

Este sábado 25 de marzo, en San Javier, se celebraron los 50 años de matrimonio de ambos. En cincuenta años, tuvieron 7 hijos de sangre, más 3 de crianza, 14 nietos, y 3 bisnietos. Fue una celebración hermosa, y muy significativa.

En tiempos en que todo es tan desechable y poco duradero, me pareció grandioso poder contemplar un hecho como éste. En más de alguna ocasión los he visto muy distanciados, sé que en más de una oportunidad quisieron separarse, y hasta apartaron camas, pero aún así, fueron capaces de seguir juntos. Sentí una alegría extraña, porque sabía que estaba teniendo la oportunidad de presenciar algo que quizás nunca más pueda ver.

Nadie de los presentes quedó ausente de la reflexión a la que invita un acontecimiento como este. Nos preguntamos en silencio y luego comentamos en grupo, respecto del poco esfuerzo que hacemos muchas veces por conservar los afectos, de construir el amor, como que de pronto, todos al parecer nos hemos vuelto flojos y cómodos, todos queremos las cosas sencillas y que nada nos cueste un gran esfuerzo. Cada quien hizo su particular reflexión al respecto y también fue algo que muchos nos preferimos guardar en el corazón.

Quizás ninguno de los presentes, logre llegar a lo mismo, pero creo que la mayoría quedó con la convicción de que si se puede alcanzar. Creo que de tanto ejercitar los músculos intelectuales, hemos producido una gran pereza en los músculos emocionales. Y hemos olvidado que el amor también se construye y que es imprescindible practicarlo para hacerlo crecer.

Muchas Gracias Abuelitos!

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