miércoles, diciembre 21, 2005

De aquellas cosas que no fueron

Era mi último semestre en la universidad, y tomé un curso especial de política y estrategia, que finalmente por tiempo no pude concluir. Por esas causalidades de la vida, igual me llegó la invitación a participar en un seminario en la Academia de Guerra del Ejército. Gracias a la insistencia del Francisco A., finalmente decidí ir al seminario. El grupo de la universidad con el que asistí, exceptuando al Francisco, no era de mi agrado, y de las pocas mujeres que habían, no me relacionaba con ninguna, así que tampoco había con quien charlar.

Al tomar ubicación en el salón y contemplar los alrededores, noté qué alguien me miraba desde la testera de los expositores. Inicialmente no le di mayor importancia al asunto y seguí en mis pajareos hasta que comenzó el seminario. En los intertantos volvía mis ojos a la testera, y ahí estaba el NN mirándome de nuevo.

Ya después de un rato, me terminé por convencer que era a mí a quien miraba y en los intermedios del café las miradas se volvieron cada vez más insistentes. Pero el primer día tenía que irme temprano, así que me fui a mi casa sintiéndome muy halagada y sin indagar quien era el NN de la testera.

El segundo día me miro y sonrió. Y pude saber que era un especialista en poder aéreo del King College de Londres. En el café después de su exposición, se acerco a hablarme e intentamos una charla entre mi tarzanistico ingles y su nulo español, ayudado por una especie de edecán militar qué lo seguía para todos lados.

Para abreviar un poco la historia, lo acompañé a las entrevistas que dio para el mercurio, una revista y a charlar con gente de la embajada y un largo etc. Y concertamos una cita para ese día en la tarde. Lo esperé tal cual me indicó el milico en el hotel militar a las 15:30 hrs. Llegó 15 minutos tarde, y el milico que lo acompañaba me pidió que lo disculpara por el retraso ya qué venía muy acongojado por eso, y que no se había quedado siquiera a terminar el almuerzo que los organizadores le habían preparado a los expositores. Luego de las explicaciones correspondientes, nos fuimos a pasear por Santiago.

Fue una tarde extraordinaria. Tal cuál cenicienta paseando con el príncipe encantado. Luego de eso me dejó en el metro, el regresó a su hotel y yo a mí casa.

En los intertantos de aquellos días pasaron muchas cosas, me invitó a recorrer el sur con él, pero hubo un desfase de tiempos y ya luego sólo supe de él cuando regresó a Inglaterra.

En 3 meses fue un torbellino de cartas, mail. Sin contar que mi “Popularidad” inexistente hasta ese entonces en la universidad, había crecido bastante a propósito de mi salida con el expositor ingles.

Entre nuestras interminables comunicaciones, un día me dice que terminando mi semestre en la universidad me venía a buscar y me invitaba a estar con él en Inglaterra algunos meses, antes de qué yo entrara a trabajar. El iba a EEUU a ver lo de una publicación de un libro conjuntamente con la universidad de Harvard, y le era más sencillo pasar de ahí a Chile a buscarme.

Recuerdo que de primera sólo creí que era un juego, hasta qué los días se acercaban y tuve que tomar una decisión. Una semana antes de conocer a Philip, y de qué todas estás cosas pasaran, conocí a quien después sería mi marido. Y la decisión de aquel entonces fue quedarme en Chile y seguir pololeando con el José Miguel, en vez de postergar la práctica profesional e irme a Inglaterra con el Philip.

De eso ya más de seis años. Philip y yo seguimos siendo grandes amigos y aún queda en el aire esa extraña sensación de lo que podría haber sido mi vida si hubiese en aquel minuto optado por irme con él.

No me hago grandes preguntas al respecto. Fue un tiempo extraordinario y mágico que a veces como hoy vuelvo a recordar gracias a que me escribe y me hace sentir halagada al leer qué aún recuerda mi sonrisa y espera que no la pierda nunca.

2 comentarios:

Salosny Producciones dijo...

es terrible... por eso a veces pienso que lo mejor es no pololear ni tener romance nunca antes de casarse, porque el "que hubiese pasado si..?" te mata, sobretodo los días tristes o los de discordia con el compañero elegido para toda la vida...

J. dijo...
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