lunes, julio 20, 2009

Certeza

Desde que salí de ahí no volví a recordar lo que era profundizar un tema, ni siquiera una oración. Al cerrar aquella puerta inspiré profundo, tanto y tan abnegadamente que pude sentir parte de mi ombligo tratando de aferrarse a la espina dorsal. Desde aquel entonces mis afirmaciones que solían ser monumentales y estridentes se transformaron en algo tan débil, tan faltas de argumento, que escasamente lograba que alguien distinto de mí las oyera… y aquello en vez de atormentarme, por una extraña razón ahora lograba confortarme, envolverme en una profunda tibieza y seguridad. Habito desde entonces un mundo silencioso y privado, libre de siniestros, y de desastres naturales…

Creo que necesito con urgencia cambiarme de trabajo… la sensación de “sólo robar aire” terminará por derrumbarme… Esta trinchera ya mino mi espíritu y ahora va derecho en dirección de la razón…

4 comentarios:

El Mariachi dijo...

La voz de la telepantalla seguía enumerando el botín, la matanza, los prisioneros, pero la gritería callejera había amainado un poco. Los camareros volvían a su trabajo. Uno de ellos acercó la botella de ginebra. Winston, sumergido en su feliz ensueño, no
prestó atención mientras le llenaban el vaso. Ya no se veía corriendo ni gritando, sino de regreso al Ministerio del Amor, con todo olvidado, con el alma blanca como la nieve. Estaba confesándolo todo en un proceso público, comprometiendo a todos. Marchaba por un claro pasillo con la sensación de andar al sol y un guardia armado lo seguía. La bala tan esperada penetraba por fin en su cerebro.
Contempló el enorme rostro. Le había costado cuarenta años saber qué clase de sonrisa era aquella oculta bajo el bigote negro. ¡Qué cruel e inútil incomprensión! ¡Qué tozudez la suya exilándose a sí mismo de aquel corazón amante! Dos lágrimas, perfumadas de ginebra, le resbalaron por las mejillas. Pero ya todo estaba arreglado, todo alcanzaba la perfección, la lucha había terminado.
Se había vencido a sí mismo definitivamente. Amaba al Gran Hermano.

J. dijo...

Lennon se llamaba Winston también, ¿Sabías?.

Debieras ser algo así como mi amigo por correspondencia... Me recuerdas mucho al estilo del Sr. Toro, sólo que un tanto más alejado del "tono" incendiario que a veces utilizaba.

EL Mariachi dijo...

Me olvide citar lo anterior... Es el final de 1984. Debería ser la lectura obligatoria para todos los que trabajan en ministerios. :D
Saludos.


p.d.

...Me gusta tocar guitarra
Me gusta cantar el sol
Mariachi me acompaña
cuando canto my canción...

J. dijo...

Hay una cantidad infinita de libros que no he leído...y finales que por cierto tampoco recuerdo, así que nunca olvides citar.