jueves, marzo 26, 2009

Patología GES II

Cerca de 1 hora y 30 minutos duró la consulta médica por la cual pagué $70.000. El médico revisó en detalle mi historial médico, escuchó con paciencia y se detuvo en cada uno de los puntos que consideró relevante indagar para emitir un diagnostico. Quedó absolutamente sorprendido, que a pesar de los especialistas vistos con anterioridad, ninguno me haya pedido exámenes más específicos antes de emitir un diagnostico, por lo cual me envío a hacerlos a la brevedad. A pesar de no emitir una opinión médica concluyente antes de ver los resultados, se atrevía a decir que el diagnostico anterior, no era del todo acertado. También cambió la medicación, por un remedio que cuesta cerca de $77.000 pero con el “descuento de la farmacia amiga”, bordeo los $66.000. Remedios que por cierto no están incluidos en la canasta del GES.

Dentro de la conversación, le manifesté mi profunda desazón por el Sistema de Salud, y por sobre todo la atención médica prestada. El doctor al que te deriva el GES igual percibe remuneración, por cierto que no esta facultado para recetar medicamentos fuera de la canasta, pero aún así, ¿Puede no-hacer su trabajo bien?, ¿Puede escudarse en que el Sistema no esta adecuado a una atención de mejor calidad porque probablemente el tiempo que se le “permite” atender a cada paciente es restrictivo?. Adicionalmente le manifesté que el gremio solía defenderse siempre, y no reconocer las deficiencias y errores entre colegas, pero en parte me dio la razón al decir que en efecto las cosas no se hacían como correspondía en algunos casos.

Mientras más me veo expuesta al “Sistema”, más comprendo que los llamados a hacer políticas públicas, no tienen idea de lo que en efecto ocurre, ya que suelen moverse al margen de lo que el propio sistema ofrece, y además cada vez que se les presenta alguna dificultad, cuentan con los medios económicos, y redes suficientes que les permiten mantenerse en una situación de permanente resguardo y privilegio.

Como funcionaria pública, siempre me siento en la obligación de no sólo hacer mi trabajo, si no hacerlo bien. Por una u otra razón permanentemente me veo obligada a conocer en terreno problemas que a diario afectan a las personas: uso el transporte público, estoy bajo un proceso expropiatorio, usé el GES, requerimos del sistema público de asistencia médica a causa de un accidente que dejó a mi cuñada con cicatrices importantes a propósito de la mala atención y demora en el traslado a una clínica privada, uso el sistema judicial para una demanda y probablemente me quedan temas que en este minuto no recuerdo.

Ya no acierto a ser critica, más bien me invade una profunda desazón en lo que ocurre si no cuentas con el apoyo económico y redes que permitan agilizar y mejorar las prestaciones a las que requieres acceder. Soy una mujer con suerte, no me cabe ni la menor duda, de momento cuento como financiar mi tratamiento, y he logrado sortear con persistencia y fuerza los obstáculos, pero aún así, hoy ya me siento algo cansada de insistir y persistir en algo que finalmente jamás estará a mi alcance remediar.

2 comentarios:

J. dijo...

Me Culpa: Usé el computador institucional en horario laboral para subir este post.

Anónimo dijo...

Te ves harto flaca en Egipto, te veías mejor antes.