
Hoy murió Roly-Rolando, uno de mis compañeros de vivienda. Como yo no entiendo el mundo, difícilmente podría aspirar a que alguien entienda lo doloroso que es para mí su partida.
No sólo me duele que se haya muerto, si no además me acompaña la miseria de no haberlo acompañado mientras lo dormían para que dejara de sufrir, porque me sentí incapaz de soportarlo. Miseria doblemente acrecentada por tener que dejarlo en la veterinaria porque con el tema de la expropiación no supe donde enterrarlo…
Todos los perros van al cielo… ¿Cierto?.
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