miércoles, enero 09, 2008

Los Pasos Perdidos

Escribir de aquellas cosas que escasamente son públicas.
-Pensé en los pecados de la carne-
-Pecados de pensamiento y omisión-
En aquellas cosas que no se pueden escribir ni tampoco contar.
En preguntas que no se hicieron y en los miedos, muertos de miedo de aparecer.

Escribir por ejemplo a cerca de aquellos ojos saltones que me espían sin demora. Escribir también que decidí pintar mis labios, maquillar un poco mis ojos, y volverme más visible.

Contar que he descubierto una nueva forma de paciencia y esmero frente al espejo, al disfrazar a veces por las mañanas mi boca y enfundarla en una sonrisa a toda prueba.
Sonrisa que cada mañana antes de partir memorizo para poder tenerla a la mañana siguiente y no se pierda al caer la noche, en cuanto cierro aliviada la puerta de mí casa y aplico el removedor de maquillaje.

Y aquellos miedos, muertos de miedo de aparecer, que retornan lujuriosos y se apoderan de mis pensamientos, cada vez que trato de recordar de que color eran tus ojos. Recuerdos-pensamientos y omisiones que de sólo mencionarlos, aunque sea en voz baja se transforman en una marca latente y presente.

De reojo miro hacía atrás, busco las huellas y me entretengo admirando con mis ojos -ahora también disfrazados-, los caballos blancos apilados en mi antejardín. Caballos que quisieran comer las naranjas que crecen raudas, pero que no logran alcanzar, pues son caballos que aún no han crecido lo suficiente para llegar hasta ellas.

Y pienso en mis universos paralelos, en el sentido de propiedad.
Pienso en la mujer que frente a mi llora. En la otra mujer que expulsa chispas por los ojos, y en el hombre con un abrumante olor a ropa húmeda que no es capaz de encubrir. Y también en aquel que el vaivén de sus manos casi tira por el suelo sus papeles agrupados religiosamente para dar fe a su argumento.

Y busco decir: Léeme sin adivinarme. Solo léeme por que entre las palabras a veces se escurre un llanto que no es tan frágil como en mis ojos.

Escribir también que he lanzado al infinito un: Me gusta leerte como me gustan las cosas amargas. Esas cosas que a veces extraño sentir; el dolor, las ausencias, los amores hipotecables, los desengaños, los llantos silenciosos que abriga mi almohada, el vértigo y la incertidumbre. Las palabras que lanzan a la mierda mi credibilidad y mis afectos.

–Afectos que siempre parecen de escaso valor-

Por eso es que también lance un: Me gusta leerte, por que si no te leyera, sentiría que algo de mi condimento existencial, alguien se lo llevo.

Y son de esas cosas simples de las que quería escribir, en un lenguaje no-críptico, ni en un dialogo frente al espejo. Escribir para que el peso del día se diluya entre las letras, y las furias puedan al fin calmarse. Vaciarme para poder dormir. Despojarme… quería finalmente, sólo despojarme.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora si, asi es como me gusta leerte!

Simplemente...

Anónimo dijo...

:)*

Tapio dijo...

Que lindo, realmente lindo. Me has bajado una euforia cuasi terrorista a una sonrisa contemplativa. ¿Sabes?, creo que no te leía tan "inspirada" desde hace muuuucho tiempo.
Me da un poquito de pena que estas iluminaciones se encuentren... en realidad afloren.. en momentos tristes. Como que la euforia y la creación es complicada.. ¿no? (pregúntele a Robert Smith y esa mierda salsera de disco que saco cuando se levanto feliz).
Insisto... me gusta tu estilo de escritura, pero no te quiero como un poeta maldito. De hecho me gusta verte reir.

Un beso super gigante

T.