miércoles, octubre 31, 2007




Un par de mujeres con muletas caminaban placidamente por la calle
A medida que avanzaban, conversaban y reían…
El dialogo era el siguiente:
Descuida, hay gente que esta peor que nosotras y volvía a sonreír
La otra le pregunto:¿Quienes?: –Los ciegos-

Había una vez tres sabios. Aunque los tres eran ciegos. Como no podían ver, se habían acostumbrado a conocer las cosas con sólo tocarlas. Usaban sus manos para darse cuenta del tamaño, de la calidad y de la calidez de cuanto se ponía a su alcance.

Sucedió que un circo llegó al pueblo donde vivían los tres sabios que eran ciegos. Entre las cosas maravillosas que llegaron con el circo, venía un gran elefante blanco. Y era tan extraordinario este animal que toda la gente no hacía más que hablar de él. Los tres sabios quisieron también ellos conocer al elefante. Se hicieron conducir hasta el lugar donde estaba y pidieron permiso para poder tocarlo. Como el animal era muy manso, no hubo ningún inconveniente para que lo hicieran.

El primero de los tres estiró sus manos y tocó a la bestia en la cabeza. Sintió bajo sus dedos las enormes orejas y luego los dos tremendos colmillos de marfil que sobresalían de la pequeña boca. Quedó tan admirado de lo que había conocido que inmediatamente fue a contarles a los otros dos lo que había aprendido. Les dijo:

El elefante es como un tronco, cubierto a ambos lados por dos frazadas, y del cual salen dos grandes lanzas frías y duras.

Pero resulta que cuando le tocó el turno al segundo sabio sus manos tocaron al animal en la panza. Trataron de rodear su cuerpo, pero éste era tan alto que no alcanzaba a abarcarlo con los dos brazos abiertos. Luego de mucho palpar, decidió también él contar lo que había aprendido. Les dijo:

El elefante se parece a un gran tambor colocado sobre cuatro gruesas patas, está todo forrado en cuero con el pelo para afuera.

Entonces fue el tercer sabio, y agarró al animal justo por la cola. Se colgó de ella y comenzó a hamacarse como hacen los chicos con una soga. Como esto le gustaba a la bestia estuvo largo rato divirtiéndose en medio de la risa de todos. Cuando dejo el juego comentaba lo que sabía. También él dijo:

Yo sé muy bien lo que es un elefante. Es una cuerda fuerte y gruesa que tiene un pincel en la punta. Sirve para hamacarse.

Resulta que cuando volvieron a casa y comenzaron a charlar entre ellos sobre lo que habían descubierto sobre el elefante no se podían poner de acuerdo. Cada uno estaba plenamente seguro de lo que conocía. Y además tenía la certeza de que sólo había un elefante y de que los tres estaban hablando de lo mismo

2 comentarios:

Kathy_C dijo...

Tengo entendido que esa es una leyenda hindú. Y que hay una película de Gus Van Sant que se llama Elefante que se llama así, precisamente por esta historia.

Es buena hasta que uno se pone a analizarla. Ahí se pone fome e ilógica.

Besitos

PS: Una vez en tu casa, tomando coca zero o caminando por el pasaje, sapeando a los vecinocos, acordamos que cuando nos postearamos en blog lo íbamos a hacer en "el tuyo" o "en el mío", y ahora no me acuerdo de qué acordamos.

J. dijo...

Rosadita:

Cada mañana rumbo a mí trabajo, me cruzo con el par de señoras con muletas, puntualmente ese día caminaba pensando en si las cosas estaban mejor o peor y precisamente trataba de no entrar en aquellas odiosas comparaciones con otra persona, cuando de pronto las escuche decir lo que puse en los primeros párrafos, como además estoy algo pegada con el tema de los elefantes, junté ambas cosas y quedo lo que pudiste leer. Creo que ocurre con este texto, lo que pasa con la mayoría de las cosas que se escriben en los blog, cada quien lo interpreta como le parece.

Tienes razón… caminábamos por la calle acordando como sería el tema de las respuestas en el blog, así que creo que esta semana cuando nos veamos tendremos que “afinar” ese detalle nuevamente.

Abrazos!