martes, diciembre 11, 2007




Ante la irresistible necesidad de parecer perfecta e impecable… yo recuerdo: Santa María Madre de Dios…

Quito mis zapatos altos, avanzo por el largo pasillo con mis tacos –ya imaginarios-, zurcidos hacía dentro, que no resuenan sobre el mármol, y sólo el eco de mis pensamientos se estrella contra los muros. Eco que va y vuelve, o se duerme o arranca por alguna ventana y antes de que algún rebote de pensamiento regrese a mi cabeza cierro mis ojos y repito: Ruega por nosotros los pecadores…

Un reflejo distorsionado, un dibujo de contrariedad repasado a mano alzada.
Y sigo con ella pendiente en la memoria: Ahora y en la hora de mi muerte…


Pero no muero, sigo avanzando tratando de impostar la voz a tonos más suaves, cierro mis ojos y mientras camino vuelvo a repetir: Dios te salve María.

Las baldosas terminan y mis pies indecisos chocan con los escalones, elevo los ojos y ahí esta ella, con su cara algo ausente y la criatura entre sus brazos y le digo:

Sí, yo también quisiera estar llena de gracia…
También quisiera que el señor este conmigo…
Y ser bendita entre todas las mujeres.

3 comentarios:

Kathy_C dijo...

Jajá...¿y virgen también? =P


Algún día yo me animaré a usar tacos y miraré a todos del hombro pabajo.

Besos

Anónimo dijo...

No me gusta ese afán de buscar respuesta en la religiosidad... mejor vuelve a tu estado natural.

J. dijo...

Querida Rosada:

Siempre que pienso en virginidad, irremediablemente llego a mi perro. ¿No debiera morirse virgen verdad?. Así quien quiera cruzar a mi hermos akita con alguna perrita sea de la raza que sea, pues es totalmente bienvenido.

Y por cierto los tacos son una maravilla... y lo de mirar del hombro pa' bajo... ¿cómo te lo explico? ja ja ja.

Besos