lunes, julio 20, 2009

Certeza

Desde que salí de ahí no volví a recordar lo que era profundizar un tema, ni siquiera una oración. Al cerrar aquella puerta inspiré profundo, tanto y tan abnegadamente que pude sentir parte de mi ombligo tratando de aferrarse a la espina dorsal. Desde aquel entonces mis afirmaciones que solían ser monumentales y estridentes se transformaron en algo tan débil, tan faltas de argumento, que escasamente lograba que alguien distinto de mí las oyera… y aquello en vez de atormentarme, por una extraña razón ahora lograba confortarme, envolverme en una profunda tibieza y seguridad. Habito desde entonces un mundo silencioso y privado, libre de siniestros, y de desastres naturales…

Creo que necesito con urgencia cambiarme de trabajo… la sensación de “sólo robar aire” terminará por derrumbarme… Esta trinchera ya mino mi espíritu y ahora va derecho en dirección de la razón…