viernes, julio 11, 2008

Pájaros...

Quizás es un eco del pasado que brota y rebota persistentemente sobre el lado izquierdo de mí cabeza. Siento con fuerza un punzante dolor que estremece todo mí cuerpo y me obliga a cerrar los ojos, es como si aquel eco afanado en martirizarme le gustase obligarme a concentrar toda mi angustia en un punto particular. Y así de frágil, así de desvanecida y doblegada frente a la magnitud de su certero golpe volví a llorar.

Presioné mis dedos sobre la fisura imaginaria que se alberga en mi cabeza, y con los ojos cerrados escarbé con mis dedos, buscando, acechando al eco que revienta mis pensamientos. El certero pulso que no abandona, un pulso que late, persiste, presiona y acaba, sólo para volver a empezar.

Abrí la puerta y caminé por la avenida, puse mis ojos fijos en los pies y a medida que avanzaba por la calle escuchaba los pájaros cantar, y torpes palomas se cruzaban a intertantos en mis pies. ¿Dónde quedan sus cadáveres?, ¿Dónde esta el cementerio de pájaros?. Levanté mis ojos que quisieron cerrarse de inmediato, al sentir que millones de agujas hacían presión por entrar... agujas de color amarillo, agujas que más de alguien llama sol. Volví a intentarlo, y esta vez posé mis ojos un poco más abajo y ubiqué un par de gorriones a los que volví a preguntarles: ¿Dónde van ustedes cuando mueren?. ¿Dónde queda el puñado de plumas que abriga sus huesos cuando dejan de respirar?.

-No es dejar de respirar, es sólo volar un poco más alto-.

Y volví a recordar la fisura, y en un rápido movimiento de mí brazo, la mano izquierda se posó en mí cabeza tratando de aquietar el pulso persistente sin mayores resultados. Quise empezar a correr, pero también era demasiado tarde, no había ya donde escapar. Apoyé mi humanidad dolorida sobre un muro helado y descendí lentamente la espalda por el hasta quedar sentada, cerré los ojos y me dejé adormecer por el dolor cansado de resistirse...

Y a medida que dejaba a mi mano izquierda repasar mis rasgos, recorrer las mejillas, dibujar nuevamente la nariz...volví a preguntarme: ¿Dónde quedan los cadáveres de los pájaros cuando dejan de respirar?.