domingo, junio 15, 2008

De paso...

Accedí a prender la estufa, y también la luz.
Había decidido ya hace un par de días seguir viviendo acá, pero no se lo comenté a nadie. Un poco escondida en mí mente se empezó a dibujar la idea de lo que podría ser mí "nueva casa".Por cierto que lo primero que pensé y decidí fue comprar otro perro, más bien esta vez sería una perra, alguien que acompañara a mí perro. Me pareció que esa era después de todo la mejor idea que había tenido en mucho tiempo.

A medida que revisaba antiguas revistas "Que Pasa", pensaba en mis maravillosos zapatos de cuero y suela, cuando sonó el timbre y resultó ser el jardinero.

¿Crees que podría tener un arma y dispararla?.
¿Te parece que tengo un estilo más bien débil?
Probablemente no podría disparar, probablemente ocurriría aquello de hace unos días en que miraba como un par de extraños registraban la cartera de una mujer en la micro y sólo con mis ojos intenté "rescatarla", sin lograrlo...y caí presa de una angustiante sensación de estar dejando que todo ocurra o suceda sin hacer nada al respecto. -Y recordé tú doctrina-.

¿No se supone que es la felicidad la que suele detenerlo todo?
Con la puerta cerrada y en un día laboral...Tratando de tomar distancia de lo que ocurre tras mi puerta... intentando mantenerme quieta y no arrancar... sólo tratando de aquietar la mente y alejar los pensamientos... Creo que podría salir y comenzar a caminar sin detenerme hasta caer rendida, exhausta, sin necesidad de llegar a algún lado... Sólo intentaría apretarme con fuerza a mi cuerpo y tratar de no perderme entre el ruido y la gente.

-Dada la magnitud y complejidad de las tareas desempeñadas por sus asesoras en esta Coordinación, entiendo que sólo incurrieron en un olvido involuntario y carente de toda malicia, al dejarme fuera de la lista de invitados a la inauguración.-

Lo siniestro de la preparación no me sorprendió.
Recordé el párrafo aquel que decía: Dios no tiene mano izquierda...porque jamás la menciona ,y proseguí.

A medida que sumergía la cara en agua tibia analizaba la secuencia de los actos acontecidos; evitaba pensar y daba resultado. En una pausa traté de entender que mecanismo del cerebro se activaba e impedía el descalabro emocional y replicar el acto a otras acciones: Por ejemplo lograr dejar de pensar en él...o al menos pensar sin que doliera tanto, sólo disociar. Quizás era que en el acto de expulsar comida por la boca había algo de culpa, y algo tangible, podía hasta recordar como se sentían los trozos de fideos devueltos por la boca... en cambio en lo que a él se refería no había nada que tocar, nada que sentir, sólo se trataba de un cumulo de ilusiones y fantasmas agrupados en una expectativa y el cerebro no es capaz de bloquear lo que en efecto no existe.

Miré hacía el costado y vi como flotaba la bolsa de té Dilmah Green Tea With Lemmon Grass y bebí un sorbo. Quise creer que era la correcto. Sí, en efecto era lo correcto, todo era demasiado paralizante y ya no había modo alguno de escapar... al menos no de él.

Miré mí mano izquierda y pensé en bautizarla con su nombre y luego cortarla... Quizás de ese modo finalmente mí cerebro podría bloquear su existencia... Sonreí, y bebí un sorbo largo de té.