martes, febrero 20, 2007

Cerrado por vacaciones

La última actividad laboral del día viernes fue dejar mi mensaje en el correo diciendo que regresaba el 12 de marzo a trabajar. Cuando vuelva muchas cosas serán distintas puesto que dejé la unidad de la cual estaba a cargo y parto en otra, pero en fin luego de 2 años sin vacaciones finalmente el anhelado descanso llegó.

Mi panorama veraniego es muy poco ambicioso. Compré un libro de cada uno de estos autores: Saramago, Auster y J. Austen, junté unos cuantos papeles que me piden para hacerme socia de un vídeo club y poder arrendar todas las películas que me perdí en el año y distribuí las 3 semanas de modo tal que pueda sacar cachos y además descansar.

Pero pasa que basta que la familia o los amigos (as) sepan que estás de “vacaciones” para que todos quieran colaborar y hacer más entretenido tu tiempo de ocio, o bien sacar algún tipo de beneficio de tú –ociosidad- y ahí esta que recién estando en el segundo día libre mi Mamá ya me haya llamado los dos días para almorzar en su casa, además despertándome de madrugada (10:00). Bueno, hoy estoy en su casa luego de almorzar budín de zapallos italianos y usufructuando de su conexión a internet. También por cierto mi hermano me ha pedido “ya que estoy en la casa” que vaya a retirar a mi sobrino de la sala cuna, etc. – Y eso que sólo han transcurrido 2 días-. Sin contar que ya me han llamado mis abuelos y mi Papá para saber en que ocuparé mi tiempo libre, y es gracioso oír el silencio que se genera al otro lado de la línea cuando describo mi poco auspicioso plan vacacional. Es cierto, también he considerado para la tercera semana un tour de esos all inclusive, siempre que la inversión en los arreglos de mi casa no me deje del todo desfinanciada, pero tampoco es una prioridad.

No sé, no logro contagiarme de la exigencia vacacional del resto, yo en realidad sólo quiero leer, ver películas, jardinear, dormir a deshoras, no tener horarios, almorzar todos los días en el boliche de la vuelta por $1500, e ir a la feria los miércoles y comprar pescado para hacerlo frito. Y total si cambio de opinión aún me quedan más de 15 días corridos para cambiar de opinión. Así que estoy pensando en colgarme una especie de letrero que diga: No apure R100 ajustado o mejor uno que simplemente diga: Cerrado por vacaciones.

miércoles, febrero 14, 2007

Y a ti… ¿Qué tal te ha ido?


Me he demorado prácticamente lo mismo en el trayecto de casa al trabajo, aún considerando que ahora debo tomar 2 micros, incluso he tenido mayores posibilidades de hacer gran parte del trayecto sentada y leyendo sin mayor inconveniente. Pero por sobre todo, me agrada lo mucho que se han silenciado las calles, tanto como para poder disfrutar de escuchar más de una amena charla de personas que caminan delante de mí un trecho. ¿Se han fijado que casi no hay ruido de bocinas por la calle San Antonio?
–Digno de catalogarlo de milagro-

Hace un par de años estuve en Curitiba-Brasil, y me sorprendió el funcionamiento del transporte público. Y que a pesar de ser extranjera pude entender y desplazarme muy bien en las “micros”. También en aquel minuto me pareció –curiosamente- que la gente era particularmente ruidosa, cosa que probablemente empiece a ocurrirnos a nosotros. Tal parece que ahora habrá mayores posibilidades de –oírnos- y de bajar los decibeles de nuestras voces. Sí, quizás empecemos a gritar menos.

Quizás el punto negro (Dentro de los muchos que obviamente tiene la implementación del sistema), es que los focos de violencia se han trasladado al interior de los buses. Ya nadie parece tenerle miedo a los choferes de micro. El nivel de insultos y el grado de violencia hacía los conductores es realmente sorprendente. Todos debimos ser más valientes y osados con los temerarios conductores de las micros amarillas en vez de desparramar choresa contra los nuevos conductores, adiestrados en su mayoría a ser amables tal cual cajera-o- de supermercado.

Y bueno, como nada suele ser perfecto, lamentaré no poder decir los sábados por la mañana: ¿Me lleva por $200 hasta la feria?. Aún así, suelo ser optimista en estás cosas, a mí me gusta transantiago.


viernes, febrero 02, 2007

Cirugía Plástica: Esto no me gusta de mí.




Hace 3 años decidí sacar de mi cuerpo todo aquello que no conseguí botar con el sudor de 1 hora diaria de ejercicio, así que tomé mis ahorros y fui a cotizar un recauchaje completo a la clínica de aquel recauchador que saca por -Valdes- lo que sobra de tú cuerpo.

Dejé caer la ropa, y dije: Esto no me gusta de mí, y ellos dijeron que se podía hacer al respecto. El servicio era completo y lo que sobraba de los otros lados, se podía poner en mis inexistentes glúteos. Recuerdo perfecto que en igual período había pensado en comprar un auto, y cuando caminaba en dirección a tomar la micro para la pega pensaba en mis opciones: ¿Rellenita con auto?, o ¿Delgadita y modeladita?. Siempre ganaba la segunda opción. Me demoré poco más de una semana en decidir operarme y cuando ya había avanzado bastante en el proceso, el escenario cambio de improviso, renuncié a mi trabajo, comencé a vivir de los ahorros y de los trabajos con sueldo de hambre y esporádicos que conseguí.

No volví a pensar más en el asunto, y como buena miembro del género humano me acostumbré a vivir con mi imagen frente al espejo, que después de todo, nunca me ha disgustado por completo. Hace un par de semanas Monique me invito al Lamu Lounge en Borde Río, y si bien quedé sorprendida de lo rubia y flacas que pueden ser las mujeres, no pasó de ahí mi análisis, a Monique en cambio la cosa la golpeo más fuerte, lo bastante fuerte como para pedir una evaluación en una dermocosmética trasandina con sucursal en Santiago de Chile y ver como podía mejorar su aspecto. De paso me inscribió a mí porque ella sola no pasaba el bochorno.

Y ahí estaba yo de nuevo empelota frente a un regio doctor trasandino, haciendo el mismo ejercicio de hace algunos años atrás: Esto no me gusta de mí. Después pasé al presupuesto del recauchaje. En resumen quedar con la guata plana al otro lado de la cordillera me salía casi 1 millón menos que en Chile, en un proceso ambulatorio y bastante simple (¿?). Lo de Monique era un tanto más agresivo y obvio se anduvo muriendo de susto. Ambas guardamos silencio gran parte del trayecto hasta su casa y luego decidimos ir a tomar algo a las Urracas. Nos fuimos caminando e intercambiando opiniones al respecto, y ya instaladas en el lugar ambas sacamos nuestras respectivas cotizaciones y debatimos largamente al respecto. Yo finalmente desistí del tema y logré convencerla de que consultara al menos 2 especialistas más, antes de embarcarse en dicho proyecto.

Es cierto, muchas veces no me gusta nada como me veo, pero creo que puedo vivir con eso –todavía-. Y cuando ella me decía: Mira tipos como ese –señalando a algún pastel de otra mesa- jamás me darían la hora así como me veo ahora. Entonces me pregunté si yo me haría la cirugía para “encajar” en determinado lugar y acceder a determinado grupo o bien por verme y sentirme más satisfecha con mi aspecto. Me quité los zapatos como cada vez que siento que las ideas me oprimen el cerebro y traté de dar con la respuesta correcta. No la encontré, no supe rebatir su afirmación, ni contestarme –honestamente- ¿Por qué? o ¿Para qué me haría una cirugía plástica?. Apuré un sorbo de mi tónica con jugo de limón y sólo atiné a decir: Vamos, ya es tarde y debo llegar a regar las plantas de mi casa.